martes, 4 de febrero de 2014

DIARIO DE MI ADOPCIÓN

Hace ya más de 4 años que empezamos un diario sobre nuestro proceso de adopción. 

Si bien es cierto que por aquel entonces no sabíamos aún si sería una adopción nacional o internacional, lo que sí teníamos claro es que íbamos a comenzar con los trámites.

Sabíamos que sería un proceso largo y angustioso, por eso, aunque yo nunca he sido amante de los diarios, decidimos dejar por escrito todos los pasos que poco a poco íbamos dando, las personas maravillosas que nos encontráramos por el camino y sobre todo, las emociones vividas que en cada momento.  Así, en el futuro nuestro hijo o hija, tendría no sólo la información oficial sobre este proceso, sino también podría conocer de primera mano el motivo por el que decidimos dar este paso, lo ilusionados que estábamos, cómo se lo contamos a nuestros familiares y amigos, las reacciones, anécdotas … (que si no se ponen por escrito acaban por olvidarse) y compartir con nosotros los sentimientos que nos embargaron en este largo camino.

Hoy por hoy, me alegro de haberlo hecho, porque sino, seguro que se me olvidaría aquella ocasión en la que se nos rompió el coche en plena noche camino de Rota, cuando veníamos de Sevilla de hacer los cursos de formación (por aquel entonces yo estaba destinada en Rota) y por suerte se paró un mecánico que consiguió que a duras penas llegáramos a nuestro destino, aunque íbamos muy, muy lentos porque el coche parecía que se iba a romper por la mitad y encima estaba lloviendo; o los nervios que pasamos en las valoraciones.

Os cuento esto para animaros a que hagáis lo mismo. No se trata de escribir todos los días, ni mucho menos, sino en dejar por escrito todas aquellas veces que al mirar a un niño pensasteis si se parecerá a vuestro futuro hijo o no, en la alegría que os embargó con la asignación de un compañero o compañera, en la ilusión que pusisteis en elegir este o aquel mueble o juguete, o en todas aquellas veces que nos venimos abajo pensando que nunca llegara ese ansiado momento...


Se trata, simplemente, de destapar vuestro corazón y dejar constancia de todo aquello que no pueden quedar plasmadas en un informe de valoración: vuestros sentimientos.


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