martes, 10 de septiembre de 2013

REFLEXIÓN PARA PADRES

COMPARTIMOS EMOCIONES

Las emociones son un estado complejo de activación del organismo. A través de ellas percibimos lo que sucede a nuestro alrededor, nos hablan y son capaces de expresarnos cosas, pero su lenguaje no es sólo las palabras, sino también gestos, movimientos y posturas. La educación de las emociones tiene un gran peso en la prevención de posibles problemas emocionales y en el desarrollo de la personalidad del niño. Si enseñamos a los niños a darse cuenta de sus propias emociones, les estamos ayudando a entenderse a sí mismos y a los demás, desarrollando la empatía, la capacidad de ponerse en el lugar del otro y de actuar en consecuencia.

No es conveniente censurarlas, ya que entenderlas constituye uno de los aprendizajes más importantes en la vida de la persona, y disfrazarlas no contribuirá a desarrollar la madurez emocional. Sentirse triste, preocupado, nervioso, enfadado… Todas forman parte de nosotros, y para manejarlas el primer paso es reconocerlas  y aprender a expresarlas de acuerdo con el momento, la situación y las personas presentes. La frustración que siente un niño al que no se le da algo que quiere, no puede convertirse en un berrinche enorme que impresione a todos los que están alrededor.

Cuanto antes se comience a educar en las emociones, mejor. Desde que el niño es pequeño y juega con otros niños será importante ir enseñándole lo que significa el respeto a los demás (mediante el respeto de turnos, prestar juguetes, no mostrarse agresivo), la relación con los demás (saludando y despidiéndose, pidiendo las cosas en lugar de quitarlas, compartiendo el juego) y la expresión de los propios sentimientos.

Es fundamental que el entorno familiar sea estimulante para el niño, proporcionándole a menudo expresiones de cariño y diciéndole todo aquello que hace bien. Eso le ayudará a tener una mayor autoconfianza y una mejor capacidad para controlar sus emociones, que le llevarán a intentar superar cada reto aunque no siempre tenga éxito.

Es necesario aceptar al niño tal como es, una persona con sus propias características que tiene capacidades que se le dan mejor o peor. Es sabido que el optimismo está íntimamente relacionado con el bienestar y la autoestima, por lo tanto, habrá que ayudar al niño a aceptarse tal como es y desde allí, potenciar sus cualidades que lo hacen único.


Potenciar su conocimiento personal será su herramienta para desarrollar emociones positivas, que le ayudarán en la vida. La propia estima y valía del niño, un buen autoconcepto, le permitirán enfrentarse a sus problemas, a los cambios, de una manera positiva. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario