domingo, 8 de septiembre de 2013

CAPACIDADES NECESARIAS PARA RESPONDER A LAS NECESIDADES DE LOS ADOPTADOS

Los adoptados tienen tres necesidades fundamentales:

-      La de recuperar los posibles retrasos derivados de las privaciones anteriores.

-      La de establecer vínculos emocionales sólidos y positivos, integrándose satisfactoriamente en la familia y la comunidad.

-      La de sentirse cómodo con la identidad adoptiva y con la propia historia.

Para responder a estas necesidades, los padres adoptivos deben tener la capacidad de ofrecer un entorno familiar seguro, estable, estimulante y con capacidad para responder satisfactoriamente a las necesidades de los adoptados tras su llegada y en el futuro.

Hay muchas maneras distintas de ser buenos padres adoptivos, y cada persona y cada familia tiene que encontrar la que mejor se ajusta a sus características y la que mejor responde a las necesidades específicas de sus hijos
.
No obstante, igual que los adoptados comparten algunas necesidades, también quienes adoptan deben reunir una serie de características comunes para sacar con éxito adelante la aventura de adoptar. Etas características se han reunido en cinco grandes grupos:

-      Capacidades relacionadas con la historia y las características personales y familiares.

-      Capacidades relacionadas con las condiciones y circunstancias de la vida.

-      Capacidades relacionadas con el proyecto de adopción.

-      Capacidades educativas generales y relacionadas con la adopción.

-      Capacidades relacionadas con la intervención profesional.

Cada persona tiene una historia en la que se han ido forjando las características que se tienen como adulto. Las historias individuales son tan variadas como las características de cada persona. Sin embargo, inevitablemente hay elementos comunes a todos, pues todos hemos crecido en una familia, hemos tenido a lo largo de nuestra vida amigos y compañeros, hemos tenido alguna relación de pareja, hemos tenido que hacer frente a alguna pérdida significativa (de familiares, amigos, compañeros…). A través de estas experiencias nos hemos ido formando como somos y, lógicamente, si en ellas hemos tenido la suerte de hacer aprendizajes positivos estaremos en mejores condiciones de hacer frente a los retos que como adultos y como padres se nos plantearán.

Lógicamente, es de particular importancia que hayamos demostrado ser capaces de mantener relaciones seguras y estables de apego emocional, pues será un contexto emocional de esas características el que más convenga a algunas de las necesidades esenciales de los adoptados.

Algo parecido pude decirse respecto a nuestra capacidad para hacer frente a conflictos y dificultades. En el caso de que a lo largo de la vida se hayan sufrido frustraciones importantes –como sin duda de habrán sufrido-, ¿en qué medida se han utilizado estrategias adecuadas para intentar superarlas? ¿hasta qué punto las frustraciones han desorganizado la conducta o han dado lugar a desajustes personales o de pareja importantes? La importancia de todas estas cuestiones para la adopción es clara, puesto que el camino de la adopción puede ser complejo, la toma de decisiones no es siempre fácil, el proceso no es rápido, ni las posibilidades reales de adoptar coinciden siempre con las expectativas que los adoptantes inicialmente tenían, que las indudables y seguras satisfacciones de la adopción no siempre serán inmediatas o al menos no los serán en todos los aspectos.

Además, la de la adopción es una aventura en la que otras personas tendrán sin duda que intervenir. En el caso de que quien adopta sea una pareja, es evidente que hay al menos otra persona implicada. Pero en todos los casos, la de la adopción no es una aventura en solitario: están también implicados, de una u otra forma, los miembros de la familia extensa, así como amigos y compañeros. Y están implicados profesionales que también tendrán un papel importante en todo el proceso. Ser capaz de trabajar con otros, de relacionarse positivamente con ellos, de ayudar a otros y de dejarse ayudar por ellos, forma parte de las capacidades básicas a las que en más de una ocasión tendrán, sin duda, que acudir los adoptantes.

Si se trata de una pareja, las características del funcionamiento como pareja serán igualmente relevantes, muy particularmente los temas relativos a su estabilidad, a su comunicación, a su capacidad para tomar decisiones conjuntas, para resolver los conflictos que vayan surgiendo, para ayudarse y apoyarse en los momentos de dificultad y tensión. La vida familiar, antes y después de la adopción, traerá consigo muchas situaciones y circunstancias en que esas cualidades serán fundamentales.

En el caso de personas que se planteen la maternidad o la paternidad en solitario, la disponibilidad de una red de apoyo cercana y eficaz será de la mayor importancia, pues sin duda habrá ocasiones – con toda probabilidad, frecuentes- en las que se necesite algún tipo de ayuda o apoyo inmediato, a veces en circunstancias de cierta urgencia.

En el caso de solicitantes homosexuales, su capacidad para haber hecho frente adecuadamente a las implicaciones personales y sociales de su orientación sexual será un buen predictor de en qué medida serán capaces de ayudar a los posibles hijos a entender las especiales características de su estructura familiar, a asumirlas y aceptarlas como parte de su realidad familiar.

Como se ve, las capacidades que se precisan para responder  a las necesidades infantiles no tienen que ver con unos rasgos psicológicos concretos o un perfil de estructura familiar determinado. Tiene que ver, más bien, con una historia y unas características personales que pueden ser muy diversas pero que deben hacer posible que se está en buenas condiciones para responder a las necesidades de los adoptados, que deben constituir siempre el argumento fundamental de toda adopción.




Artículo extraído de “La aventura de adoptar”.

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