martes, 20 de agosto de 2013

La espera de la asignación

La adopción es un camino difícil, por muchos motivos. La persona que decide adoptar, lo hace por distintas razones; cada uno de nosotros tenemos una historia diferente, pero todos tenemos en común nuestro deseo de ser padres.

La sociedad en general y quienes nos rodean en particular no pueden entender como de duro es este camino. Todos intentan animar, pero sólo alguien que ha pasado por lo mismo puede saber cómo nos sentimos y por los baches emocionales que pasamos.

Independientemente del tiempo que una pareja haya tardado en concebir, cuando lo consiguen tienen la técnica a su favor: pueden escuchar los latidos del corazón de su hijo, ver cómo va creciendo en el interior de su madre, saber su sexo e incluso pueden verle su carita. Pero sobre todo, saben que en 9 meses lo tendrán en sus brazos.

Es prácticamente imposible que nadie que no haya pasado por un proceso de adopción, pueda saber qué se siente cuándo eres valorado para saber si serás un buen padre/madre. Tener que contar tu vida y dar explicaciones a unos desconocidos que tienen en sus manos la decisión de darte la posibilidad de ser padre o madre.

Una vez que lo has conseguido y te dan la tan preciada idoneidad, es cuando el tiempo se ralentiza, parece que se va alargando y lo que parecía que sería pronto cada vez se aleja más: ¿estará con nosotros en navidad? ¿el año que viene nos acompañará por fin en vacaciones?

Tú sabes, en el fondo, que tarde o temprano te tocará, que en algún momento ese teléfono, que no pierdes de vista, sonará y alguien desde el otro lado te dirá: “Tenemos una posible asignación”… Tu imaginación se dispara y piensas: ¿Será niño? ¿Será niña? ¿Serán dos? ¿Cuántos años tendrá? Especulas y especulas sobre cómo reaccionarás: me quedaré mudo, me caeré, gritaré…
Pero siempre queda un rinconcito de tu mente que te dice “no te emociones, aún falta mucho”. ¿Y si no llaman?... No lo quieres ni pensar e inmediatamente lo borras de tu mente, de momento.

Mientras la gente, tu familia, tus amigos… sólo preguntan “¿Todavía no sabes nada?”, “ Pues…  a fulanita ya se lo han dado”, “a setanita se lo dieron rapidísimo”… “Como no os lo den pronto, vais a ser muy mayores”, “a ti que te den una niña”. Como si todos estos comentarios nos ayudaran, en lugar muchas veces de molestarnos.

A veces duele que nadie pregunte ¿Cómo lo llevas?, pero que preguntase de corazón, no simplemente por compromiso, sin cambiar rápidamente de tema cuando se le contesta: “bien, esperando” u otras con mayor sinceridad, “unas veces lo llevo mejor y otras peor”. Pero de todas maneras no sé si podrían entenderme.

En fin que, como dice el refrán, el que espera desespera. Y más si es algo que se espera con tanta ilusión.



Os lo cuento a vosotros porque sé que me entendéis. Un beso a todos y a seguir esperando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario