jueves, 29 de agosto de 2013

ACTUACIÓN DE LAS FAMILIAS PARA FACILITAR LA INTEGRACIÓN DEL NIÑO ADOPTADO

Todos los niños necesitan una familia estable y segura, con la que vivir experiencias sanas. En las familias adoptantes, es frecuente el desaliento en las primeras etapas por no obtener respuesta al cariño depositado en el menor o incluso encontrar rechazo. Esto es debido a que el niño ha estado privado de afecto maternal, lo que evita la creación de adecuadas experiencias afectivo-sensoriales en el niño e incluso provoca reacciones defensivas en el mismo.

La mayoría de estos niños no ha recibido estímulos afectivos y por ello no los reconocen: no saben querer porque nadie les ha querido antes.

El conseguir cariño de un niño adoptado es un proceso que requiere paciencia, no es un hecho inmediato. En muchos de estos niños ocurre que no asimilan una situación afectiva debido a que nunca antes la habían recibido o porque su área cognoscitiva no la percibe con claridad. El cariño en el niño adoptado es un proceso que tiene que desarrollarse y no una presencia inmediata.

En niños adoptados de más edad a esto se unirá una carencia de experiencias educativas. Es probable que hayan tenido que explorar su mundo de orfanato “solos”, aprendiendo un lenguaje distinto (jerga), viviendo con mala alimentación y falta de higiene, en algunos casos. Que no haya existido control por parte de nadie, y cuando aparecía la disciplina, podía ser ruda o inquietante. Así, se va formando una “jerarquía de valores institucionales”, desarrollándose conductas de supervivencia (sobrevive el más fuerte).
En estas situaciones, las familias tienen que aumentar su dosis de paciencia y de tolerancia. Un método de éxito seguro es la terapia del juego, que ayuda al desarrollo mediante actividades lúdicas realizadas en familia. Esto permite al niño crear una red de seguridad y conexión que le abrirá a una nueva vida social.

Por otro lado, la familia no debe permitir ser manipulada por el niño para conseguir sus caprichos o necesidades, ni tampoco perder la paciencia y hacer uso de la agresividad siguiendo patrones de comportamiento de “cuidador de orfanato”.

A continuación se detallan unas pautas de comportamiento recomendadas por el neuropsicólogo Ronald Federici para niños que han estado institucionalizados y que son mayores de 3 años:

-      Los padres no deben fijarse ninguna meta con la recuperación. Deben mantener la tranquilidad y ser prácticos. Algunas recuperaciones pueden durar años.

-      No es bueno al principio demasiadas estimulaciones. Con el tiempo la familia puede exponerle a cosas nuevas, pero solo por sus padres y de manera gradual. Una abundancia de juguetes puede ser perjudicial. El cuarto del niño debería ser sumamente básico. Recuerde que le enfrenta a experiencias que nunca ha tenido.

-      Las reuniones con mucha gente al principio pueden abrumar al niño. Recuerde que ha vivido con mucha austeridad.

-      El niño institucionalizado está acostumbrado a una rutina muy rígida. Debe mantener las rutinas en las comidas, al acostarse, en las actividades y en la atención a los padres. En caso contrario, el niño se hará arbitrario y confuso debido a su inhabilidad para tratar todo lo que su nueva vida le ofrece.

-      Si el niño tiene otra lengua, faciliten el cambio al nuevo idioma. El niño aprenderá pronto el segundo idioma, pero se sentirá más cómodo si los padres comunican órdenes básicas en su lengua materna.

-      Evite la aparición de los niños recién llegados a sitios de mucha estimulación como centros comerciales o parques de atracciones. Las familias que han llevado a sus hijos a estos sitios antes de tiempo, por lo general lo lamentan después. Es difícil hacerse con ellos.

-      Enviar al niño inmediatamente a la escuela puede ocasionar algunos problemas. La introducción en la socialización debe ser gradual. Como niño que ha estado institucionalizado jugará y se socializará de la misma manera que lo hacía en el orfanato, con juegos agresivos y de aislamiento.



 Artículo extraído de “La salud en la adopción”

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