domingo, 14 de julio de 2013

ADOPCIÓN Y ETAPAS DEL DESARROLLO: DE LOS 2 A LOS 6 AÑOS.


           Si pensabas que los procesos del desarrollo de tu hijo durante sus primeros dos años de vida fueron vertiginosos, verás que estos años de preescolar están llenos de actividad y preguntas sin fin. Una vez que aprenden a hablar, los niños sólo necesitan un compañero con el que compartir un mundo que se abre a sus preguntas y comentarios. Este es el momento en que los padres comienzan a sentirse obligados a explicar la adopción a sus hijos. A esta edad los niños vuelcan muchísima atención en las conversaciones de los adultos y comprende mucho más de lo que éstos imaginan. Los padres se encontrarán de lo más ocupados respondiendo a preguntas tales como el por qué del azul del cielo; la caída de las hojas; los colores de la piel; el vuelo de los pájaros o la razón por la qué ahora no van a tener un hermanito. Cuánto más cómodos se sientan los padres respondiendo a todas sus preguntas, más dispuestos a aprender se encontrarán los niños. La falta de aprender por aprender se debe a menudo a demasiados “no lo sé” a sus preguntas o la clara indiferencia de sus padres.
          
  A veces los padres se avergüenzan de no conocer las respuestas, o temen dar la contestación equivocada, por lo que ignoran la pregunta o cambian de tema. Al hacerlo pierden la oportunidad de hablar con sus hijos de sentimientos importantes. Por ejemplo, recordamos el caso de una niña que, visitando un museo con su padre, le preguntó por qué lloraba la mujer de uno de los cuadros. Él se sintió incómodo y siguió adelante. Sin embargo esta hubiera sido una ocasión excelente para comentar las razones por las que la gente a veces está triste, y de preguntarle a su hija por qué pensaba que la mujer del cuadro estaba llorando.
           
     Los niños entre 2 y 5 años tienen muchos miedos, especialmente a ser abandonados, perderse o dejar de ser amados por sus padres. A menudo, desarrollan un razonamiento “mágico”, y no distinguen la realidad de la fantasía, sintiendo miedos muy reales a cosas imaginarias, como los gigantes, los monstruos, las brujas o los animales salvajes.

A esta edad, los niños se van acostumbrando a separarse  de sus seres queridos, a menudo porque van a la guardería o al parvulario. Hacen nuevos amigos, y conocen a gente más allá de su familia, ampliando sus intereses. A la vez, se dan cuentan de que sus padres no lo saben ni lo pueden todo, y que no pueden controlar todo lo que pasa a su alrededor, un sentimiento terrible que amenaza su seguridad.
           
     Verás que niños y niñas imitan la forma en que sus padres les cuidan, paseando, alimentando, cambiando y acostando a sus muñecos y peluches. Los besan, y a veces los tiran o golpean. Desarrollan con ellos los comportamientos de vinculación y separación. Si entra un bebé en la familia, muchos niños de 2, 3 y 4 años insisten en que es su “bebé”, que lo parieron o adoptaron ellos. A veces las niñas pueden decir que ellas son la mamá, y papá. Los niños cuentan a menudo que se casarán con mamá cuando papá muera. Si les escuchas, te darás cuenta que los pequeños están intentando comprender las relaciones de la familia y encontrar una manera de expresar sus sentimientos de amor, odio y celos.

Los niños no entienden por qué mamá y papá duermen juntos mientras que a ellos les toca hacerlo con un peluche. Es el llamado complejo de Electra en las niñas, conocido como complejo de Edipo en los niños. Las niñas pueden sentirse celosas de la relación adulta entre su padre y su madre, experimentando una mezcla de sentimientos que incluyen querer casarse con papá, y a la vez, sentir que no dan la talla. Los niños quieren ser la pareja de mamá en todo y mostrar su incipiente masculinidad. No entienden por qué papá tiene que estar siempre presente, pero a la vez temen que esté enfadado con ellos por expresar esos sentimientos de rechazo. Es un comportamiento perfectamente normal en niños de esta edad.

Durante esta etapa también se observa un aspecto agresivo y competitivo. A veces, se muestran tozudos, retadores, y peleones, generalmente con el progenitor de su mismo sexo. Las niñas discuten con su madre sobre la ropa, qué juguetes llevarse o quién manda sobre el bebé. Los  niños insisten en hablar sobre lo que harán de mayores y hasta en la más pacífica de las familias, transformarán todo tipo de objetos en armas que usarán contra todo y contra todos, incluido su padre en momentos de frustración y enfado.

Estas conductas son parte del proceso de elaboración de los niños de sus sentimientos de inferioridad y pequeñez frente a sus padres, y su ansia de autonomía e independencia. Quieren ser mayores, pero seguir disfrutando de las ventajas de ser pequeños. Si no pueden ser la pareja de mamá o papá, quieren ser sus “bebés”.

Gradualmente, la intensidad de estos sentimientos disminuye. El amor de los niños por sus padres les permite superar el complejo de Edipo o el de Electra, cambiando el deseo de casarse con sus padres por el de ser como ellos cuando crezcan.

Casi todos los niños pasan por esta etapa, con diferentes manifestaciones, incluso aquellos criados en familias monoparentales. A veces, este comportamiento se expresa de forma directa. A veces es más sutil, reconocible sólo  través de sus sueños o de juegos.

(Los niños que han sido maltratados no siempre muestran este tipo de comportamiento. Pueden mostrarse seductores o temerosos, indecisos sobre si pueden ser afectuosos, o desplegar síntomas propios del abuso sexual. Estos niños necesitan ayuda extra de sus padres y, posiblemente la de un terapeuta, antes de sentirse lo suficientemente seguros como para expresar sentimientos de amor o sexualidad en sus nuevas familias).
Durante estos años, es mejor responder a estos comportamientos con sentido del humor y explicarle con mucho tacto que, cuando crezca, encontrará a alguien como mamá o papá. Los niños adoptados se preguntarán, indefectiblemente, a qué mamá o papá te refieres. Algunos expertos creen que este no es el momento de hacer hincapié en la familia biológica, pues ya les cuesta bastante encontrar su lugar en la familia adoptiva (como hermano pequeño, mayor, etc.) y asumir su género sin encima tener que ocuparse del significado de “padres biológicos”. Es posible que los niños de esta edad ni siquiera entiendan este concepto.


Biblioteca Virtual de postadopcion.org

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