domingo, 9 de junio de 2013

NIÑOS MALTRATADOS

                                                                      Escuela de padres
 Durante la espera hemos ido formándonos para los posibles problemas que puedan surgir y nos parece interesante ir compartiendo con vosotros los más interesante. En este caso se trata del problema de los niños maltratados. ¿Qué problemas específicos podría esperar ver en niños maltratados, con problemas de apego?
 Los problemas específicos que podrías observar pueden variar dependiendo de la naturaleza, intensidad, duración y el momento en que ocurrió la negligencia o el maltrato. Existen ciertas señales que los clínicos experimentados consideran al trabajar con estos niños:

- Retraso en el desarrollo: La falta de experiencias consistentes y enriquecedoras en la niñez temprana, puede tener como consecuencia retrasos en el desarrollo motor, del lenguaje, social y cognoscitivo del niño.

 - Hábitos Alimenticios: Acaparar comida, esconderla en sus cuartos, vomitar, problemas al tragar y, más tarde en la vida manifestar hábitos alimenticios extraños que a menudo son mal diagnosticado como anorexia nervosa.
- Conductas calmantes: Para calmarse, estos niños emplean conductas muy primitivas e inmaduras (morderse, golpearse la cabeza, mecerse, cantarse, arañarse o cortarse). Estos síntomas aumentan en momentos en que sienten angustiados o amenazados.

- Funcionamiento emocional: Estos niños presentan una gama de problemas emocionales, incluyendo síntomas de depresión y ansiedad. Una de estas conductas comunes es el apego “indiscriminado”. Todos los niños buscan sentirse seguros. Si tenemos en mente que el apego es importante para la supervivencia, los niños pueden buscar apego -- cualquier apego -- para su seguridad.

- Modelo inapropiado: Los niños copian la conducta de los adultos, aún cuando ésta sea abusiva. Aprenden que ésta es la forma “correcta” de interactuar con otros.

- Agresión: Uno de los mayores problemas con estos niños es la agresión y la crueldad. Esto se relaciona a dos de los problemas principales en los niños que sufren negligencias: • Falta de empatía • Bajo control de impulsos. Ellos realmente no entienden o perciben lo que otros sienten cuando ellos hacen o dicen cosas hirientes. Estos niños podrían mostrar arrepentimiento (una respuesta intelectual), pero no remordimiento (una respuesta emocional).

 ¿Cómo puedo ayudar? 

Los padres y cuidadores pueden hacer la diferencia en la vida de los niños maltratados. En esta sección les sugerimos algunas formas en que se puede ayudar.

- Mucho cariño: Estos niños necesitan que los cojan, que los mezan y abracen. Con niños que tengan problemas de apego, hay que ser cariñoso y amoroso. Ser consciente de que, para muchos de ellos, en el pasado el contacto había estado asociado al dolor, tortura o abuso sexual. En estos casos, vigila cuidadosamente su repuesta, en sintonía con su reacción a los cuidados y actúando de acuerdo.

 - Entender su conducta antes de castigarlos o de aplicarles las consecuencias: Mientras más se pueda aprender sobre los problemas de apego, la vinculación, el desarrollo normal y anormal, más capacitado se está para desarrollar intervenciones conductuales y sociales que sean realmente útiles. Tener información sobre estos problemas puede evitar que se malinterprete la conducta del niño. Cuando estos niños, por ejemplo, acaparan alimentos no debe entenderse que están “robando”, sino un resultado común y predecible de haber sido privado de alimentos en su niñez. Un enfoque punitivo a esta situación (como a muchas otras) no ayudará a madurar al niño. Ciertamente el castigo puede, de hecho, aumentar en el niño el sentido de inseguridad, angustia y necesidad de acaparar alimentos. Son muchas las conductas de estos niños que resultan confusas y perturbadoras a sus cuidadores. Si te encuentras luchando para crear o implementar un enfoque práctico y útil para una problemática de este tipo, puedes pedir ayuda profesional.

 - Hacer el papel de padres de acuerdo a su edad emocional: Frecuentemente los niños que han sufrido maltrato y negligencia se encuentran retrasados social y emocionalmente. Siempre que se sientan frustrados o asustados, harán regresión. Esto quiere decir, que un niño de diez años puede, en un momento dado, actuar emocionalmente como uno de dos. A pesar de nuestro deseo e insistencia de que se comporten de acuerdo a su edad, no pueden hacerlo. Estos son los momentos en que debemos interactuar con ellos a su nivel emocional. Si están llorando, frustrados, abrumados (edad emocional de dos años), trátalo como si tuviese esa edad. Interactuando con él para tranquilizarlo, en formas no-verbales. Acogerle. Mecerle. Cantarle suavemente. Éste no es el momento de utilizar razonamientos verbales complejos sobre las consecuencias de su conducta inapropiada.

 - Ser consistente, predecible y repetitivo: Los niños maltratados, con problemas de apego, son muy sensitivos a los cambios en programa, las transiciones, sorpresas, situaciones sociales caóticas y, en general, a cualquier nueva situación. Se sentirán abrumados por situaciones complicadas y especiales, aunque sean agradables. Las fiestas de cumpleaños, el quedarse a dormir fuera de la casa, las festividades, los viajes familiares, el comienzo o terminación del año escolar, todos pueden resultarle desorganizadores. Debido a esto, cualquier esfuerzo que pueda hacerse para ser consistente, predecible y repetitivo, será sumamente importante para que estos niños se sientan a salvo y seguros. Cuando se sienten así, entonces pueden beneficiarse de las experiencias emocionales y sociales enriquecedoras que le brindes. Si se sienten ansiosos y asustados, no podrán beneficiarse de la misma forma de tus cuidados.

 - Enseñarles conductas sociales apropiadas: Muchos niños que han sufrido abuso y negligencia, simplemente no saben cómo interactuar con otras personas. Una de las mejores formas de enseñarles es modelarles con tu propia conducta y luego relátales lo que estás haciendo y por qué. Conviértete en un narrador de jugada a jugada: “Voy al fregadero a lavarme las manos antes de comer porque…” o “Ahora cojo el jabón y me enjabono las manos y…” Los niños ven, escuchan e imitan. Además de modelarles, también puedes enseñarles a jugar con otros niños. Sigue un enfoque semejante al de narrar las jugadas: “ Bueno, cuando le quitas eso a otra persona, lo más probable es que se sienta muy molesto, así que si tú quieres que se diviertan cuando juegues este juego…”. Al poder jugar mejor con otros niños, desarrollarán una mejor autoestima y confianza. Con el tiempo, el tener éxito con otros niños le permitirá ser menos torpe y agresivo socialmente.
 Una de las áreas en que estos niños tienen problemas, esta en moderar su contacto físico. No saben cuando abrazar, cuando pararse, cuándo mantener o romper el contacto visual, cuándo es apropiado buscarse la nariz, tocarse los genitales o llevar a cabo otras actividades de aseo. Irónicamente, los niños con problemas de apego, muy a menudo iniciarán un contacto físico (abrazos, cogerle la mano, subirse a la falda) con extraños. Muchos adultos pueden malinterpretar esto como una conducta afectiva. No lo es, esta actitud es una conducta “suplicante”, que es socialmente inapropiada. La forma en que los adultos manejen este contacto físico inapropiado es muy importante. No debemos rehusar abrazar al niño y darle un sermón sobre su “conducta inapropiada”. Podemos, en vez, con delicadeza, dirigirlo a interactuar en forma diferente con adultos y otros niños. (Por qué mejor no te sientas aquí?). Es importante que estas lecciones sean claras, utilizando las menos palabras posibles. No tienen que ser directivas – confía en las señales no verbales. Es también importante explicarlas cosas en forma tal que el niño no se sienta mal o culpable.

- Escucharles y hablar con ellos: Una de las cosas más agradables que podemos hacer es simplemente detenernos, sentarnos, escuchar y jugar con estos niños.  Dejar de preocuparse del tiempo o la próxima tarea, y realmente relajarse en ese momento con el niño. Conviene practicarlo, sorprenderán los resultados. Estos niños percibirán que estamos ahí sólo para ellos. Sentirán cuán importante son para nosotros. Es en momentos como éstos, que mejor se puedes llegar a ellos, es una gran ocasión para comenzar a enseñar a los niños sobre sus “distintos” sentimientos. No importa la actividad, es importante incluir los siguientes principios:
        • Sentir todos los sentimientos—tristeza, alegría o coraje (más emociones para niños mayores);
        • Enseñar formas saludables de actuar cuando estén tristes, alegres o con coraje;
        • Comenzar a explorar cómo otras personas puedan sentirse y la forma en que expresan sus sentimientos - "¿Cómo crees tú que Juan se siente cuando lo empujas?
        • Cuando se perciba que el niño está claramente alegre, triste, o que tiene coraje, pregúntale qué están sintiendo. Ayúdele a ponerle palabras y a etiquetar estos sentimientos.

- Tenga expectativas realistas: Las expectativas que tenga de una niñita rumana, huérfana, adoptada a la edad de cinco años, luego de haber vivido sus primeros años sin ningún nutrimento emocional, deberán ser limitadas. A ella se le robó algo, aunque no todo, de su potencial. Nosotros no sabemos cómo predecir el potencial del vacío, pero sí podemos medir las fortalezas y debilidades emocionales, conductuales, sociales y físicas de un niño. Ser paciente con el progreso del niño y con uno mismo: El progreso será lento. Este lento progreso podría ser frustrante y muchos padres podrían sentirse inadecuados debido a que todo el amor, tiempo y esfuerzos que han dedicado al niño no paree tener ningún efecto. Pero sí lo tiene.

- Cuidarse también uno mismo: Si se siente agotado, no podrá ofrecer el cuidado consistente y enriquecedor que estos niños necesitan. Asegúrate de buscar descanso y apoyo. Le será crucial contar con algún momento de respiro. Recurra a sus amistades, familia y recursos de la comunidad. La realidad es que no podrá cuidar a su niño si se sientes exhausto, deprimido, con coraje, abrumado o resentido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario